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  • Foto del escritorDepartamento Ciencias Sociales Comercial19

Las otras ideas revolucionarias -3°, 4° y 5°-


La Revolución de mayo de 1810

Hoy recordamos el inicio de un largo proceso revolucionario cuya recompensa fue romper las cadenas que unían a los americanos con España. La crisis de la monarquía española despertó el anhelo de un nuevo horizonte. En 1808 los franceses invadieron la Península Ibérica, el rey fue capturado. Napoleón Bonaparte, el invasor, le quitó la corona al rey y se la dio a su hermano, José Bonaparte. En España comenzó una resistencia a este gobierno implantado.


Cuando llegaron las primeras noticias a América, muchos reclamaron el regreso del rey Fernando VII. Sin embargo en 1810, al prolongarse la ocupación francesa, en muchas ciudades americanas se pensó que la soberanía que tenía el rey se la entregaban los pueblos. Sin rey, la soberanía debía volver a los pueblos. Por este motivo, algunas ciudades americanas, tales como Caracas, Buenos Aires, Santiago de Chile, Cartagena y Bogotá, se formaron juntas de gobierno.

La sociedad colonial estaba fuertemente dividida. Por un lado se encontraba la gente decente, que tenía respetabilidad y riqueza, conformada por españoles y criollos. Por otro lado estaba la plebe o el bajo pueblo, que a su vez se dividía por la etnia, el color de piel y la ocupación laboral. Entre ellos se hallaban jornaleros, peones, lavanderas, planchadoras, quienes trabajaban en el matadero, aquellos que bajaban a buscar agua y los vendedores ambulantes.

En las invasiones inglesas los hombres de la plebe tuvieron una participación importante, al incorporarse a las milicias voluntarias. Esta experiencia facilitó que estos sectores se politizaran rápidamente. Asimismo, se construyeron lazos con los hombres de la elite.

En sintonía, si bien los grandes hombres de la revolución, Belgrano, Moreno, Castelli, Monteagudo, San Martín, nuestros próceres, adquirieron protagonismo por su aporte ideológico o su desempeño militar, sin la colaboración de la plebe la victoria no hubiera sido posible.


La Revolución de Mayo, óleo de Francisco Fortuny


Repensemos el 25 de mayo, no solo desde las estatuas sino también analizando sectores y discursos y cómo éstos en contexto se proyectan hasta la actualidad.

Allí vamos!


Actividad


A. A partir de la lectura de distintas frases/pensamientos de personajes que fueron propulsores de acciones revolucionarias en lo que conocíamos como Virreinato del Río de la Plata, analizar en grupos pequeños o con todo el curso los siguientes disparadores:


  1. ¿Qué ideas/valores plantea cada personaje?

  2. ¿Te parece que son ideas y valores que encontramos en los discursos actuales? ¿Desde qué sectores/espacios/actores?


B. Inspirados en estas frases elaboren otras que contengan estas ideas o valores, las cuales deberán formar parte de una canción o poema realizado por todo el curso. Recuerden ponerle un nombre!

RECURSOS.


José Gervasio Artigas: De familia terrateniente en la Banda Oriental, se une al llamado de los revolucionarios porteños el 25 de mayo. Su ideal de emancipación, a diferencia del proyecto dominante de cierta elite, incluía a quienes no usaban levita ni peinetón.



  • La causa de los pueblos no admite la menor demora.

  • Que los más infelices sean los más privilegiados.

  • Con libertad ni ofendo ni temo.

  • Los pueblos de la América del Sur están íntimamente unidos por vínculos de naturaleza e intereses recíprocos.

  • Que los indios en su pueblo se gobiernen por sí.

  • La cuestión es sólo entre la libertad y el despotismo.


Juan José Castelli: Conocido como “el orador de la Revolución”, fue el brazo ejecutor de muchas de las ideas morenistas que no entendían de grises. En 1811 declama la Proclama de Tiahuanaco, traducida en simultáneo en aymará y quechua, donde invitaba en igualdad a todos los pueblos originarios a sumarse a la causa revolucionaria.



Bernardo de Monteagudo: Este joven tucumano, hostigado por ciertos sectores dirigentes por su color de piel, participó en diversos levantamientos latinoamericanos contra la opresión española. Fue colaborador de San Martín en sus gestas y solo pudieron callarlo asesinándolo en 1825).



  • No habría tiranos si no hubiera esclavos, y si todos sostuvieran sus derechos, la usurpación sería imposible. Luego de que un pueblo se corrompe pierde la energía, porque a la transgresión de sus deberes es consiguiente el olvido de sus derechos, y al que se defrauda a sí propio le es indiferente ser defraudado por otro.

  • Todo derecho produce un deber relativo de sostenerlo, y a la omisión es tanto más culpable, cuando es más importante el derecho: cada uno de los que tengan parte en él es reo delante de los demás si deja de contribuir a su conservación.

  • Difícilmente produce grandes cosas el hombre aislado; su genio, su carácter, su talento, todo permanece circunscripto al círculo de sí mismo, y sólo en la unión con sus semejantes descubre lo que es en sí, y lo que puede influir en ellos.


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